Cualquier plato puede tener menos calorías y grasas que lo que usualmente tiene.
Todo empieza en el supermercadoLlena
el carrito de alimentos frescos: frutas, verduras, hortalizas y
legumbres. Dile no a los precocidos, los snacks, las gaseosas, los
jugos con azúcar y las golosinas.
Métodos de cocción saludablesClave:
no alterar demasiado las propiedades de los alimentos y evitar
añadirles grasa. Técnicas: al horno, al vapor, al microondas, en
papillote o a la plancha.
Vajilla antiadherenteSea
cual sea el método de cocción que elijas, disminuye el uso de aceite o
manteca. Sartenes y asaderas de hierro fundido, esmaltadas y
antiadherentes, permitirán evitar las grasas sin que tus comidas se
peguen. Mejor aún puedes usar rocío vegetal.
Sales bajas en sodioSi
usas sal común, no exceder una cucharadita diaria. Como respetar esta
medida puede ser difícil para muchos, es recomendable utilizar sales que
contienen un 70% menos de sodio que las sales de mesa.
Harina y arroz integralEn
pizzas, panes y pastas caseras, reemplazar la harina común por harina
integral, aunque sea en la mitad de las proporciones. Vas a añadir a tu
dieta 12 gramos más de fibra por taza e incorporarás más vitaminas B,
zinc y magnesio. Lo mismo con el arroz.
Granos y vegetales en lugar de carneHay
maneras de lograr que ciertos platos con carne picada, como el pastel
de papas o las hamburguesas, sigan siendo lo que son, pero sin inclinar
demasiado la balanza de calorías. Ideas: en lugar de carne, granos
enteros, vegetales en dados u hongos para hacer crecer el tamaño de las
porciones. La proporción perfecta es de una taza de granos o verduras
cada medio kilo de carne.
Desgrasá tus comidasCaldos
o carnes, conviene siempre prepararlos un día antes y esperar a que la
grasa se solidifique para poder retirarla fácilmente antes de volver a
calentar los platos.
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